Imagen: sietepolas.com
Detengámonos un momento para analizar el contexto en el que vivimos. En épocas electorales salen a flote diferentes situaciones que nos hacen re-plantearnos nuestra posición en la sociedad y la forma en que la estamos cambiando, ya sea para bien o para mal. De esta manera es importante tener en cuenta los roles de la sociedad y cómo vamos asumiendo sin cuestionarnos, pues de qué serviría “si siempre se ha hecho así”.
El hombre es machista por constructo social, son pocos los que se comportan y piensan de acuerdo a los parámetros que requiere reconocer al otro (la mujer) como igual. Damián, por supuesto no es un hombre feminista, él solamente es el típico arquetipo del don Juan, pero no pasa de un simple soñador, el que quiere con todas, pero no le alcanza para ser un gran dandi.
Ni en este texto, ni en la película No soy un hombre fácil, el hombre importa, y es ahí entonces donde empieza a rayar con la cotidianidad. ¿Qué pasaría si las mujeres tomaran el rol del hombre en la sociedad? ¿Cómo sería, para los hombres, vivir en una sociedad donde se deban vestir para que las mujeres se sientan bien? ¿Los shorts, las baletas, las sandalias y demás son exclusivamente para mujeres o hay hombres que los saben usar?
Pues bien, así más o menos transcurre esta producción de una hora y treinta y ocho minutos que se puede ver en Netflix y que aún está salidita del horno. Se estrenó el 13 de abril y es protagonizada por Vincent Elbaz, Marie – Sophie Ferdane y Pierre Benezit. Es cierto, es francesa y no podría ser distinto pues para hablar del amor que mejor que los Campos Elíseos.
El protagonista con su originalidad de hombre machista en un universo claramente vengativo, un día cualquiera, mientras hacía lo que mejor sabía: coquetear con mujeres, se golpea la cabeza con un poste, en el momento que reacciona decide irse para su casa sin presentir que a su alrededor las cosas estaban totalmente diferentes, solo debe esperar al día siguiente, cuando luego del baño escoge la ropa que se va a poner, para darse cuenta que cada prenda estaba pensada para las mujeres y no para un hombre tan macho como él.
Digamos entonces que en general la película no es buena, pero tampoco es mala, es una apuesta interesante. Es claramente recomendable, mas no esperando encontrar un discurso feminista que le explique a la sociedad, en especial a los hombres, sobre cómo se deben tratar a las mujeres.
Los escenarios, diálogos, personajes, situaciones y, en general, la producción de la película No soy un hombre fácil, nos presenta un universo alternativo donde los hombres simplemente cumplen a cabalidad las exigencias de sus jefas, que como era de esperarse son las que mandan, han mandado. En este orden de ideas, Damián debe luchar, como lo hacen los héroes, para lograr adaptarse a esta nueva vida, donde él se debe vestir conscientemente para satisfacer el deseo de las mujeres, porque claro, lo “Hot” ahora viaja en bicicleta con una sudadera y converse rosados.
Y el problema no es que vaya vestido de forma insinuadora para las mujeres, tampoco que se deba enfrentar a una escritora exitosa, que le debe dinero a diferentes personas por complacer sus excentricidades mientras escribe para una editorial. El problema es que como Damián está consciente de que ese mundo no debería ser así automáticamente se vuelve objeto de estudio por parte de esta feminista escritora y bueno, ya sabrán lo que ocurre cuando se combina amor y trabajo.
En conclusión, aquí, allá, ellas son las protagonistas. Si bien, la forma de la película deja mucho que desear, el solo hecho que se les de un espacio para exponer sus ideales, es de resaltar. Y reitero no es un discurso feminista, es más una sátira al comportamiento general de la sociedad pues al ver esta película nos damos cuenta quienes nos consideramos “open mind” que la verdad no lo somos, que la lógica de la sociedad, por injusto que signifique aceptarlo, gira en pro del hombre, de lo macho, de lo fuerte y de los que nunca lloran. Dirán ustedes, pero como un hombre puede decir esto, pues entonces vean la película y se darán cuenta a lo que me refiero con este universo tan raro donde las mujeres usan blazers y pantalones de sastre y los hombres vestidos, bolsos, tacones y se dejan llevar de compras para reconciliarse.
Película: No soy un hombre fácil Director: Eleonore Pourriat Año: 2018
Texto publicado en la edición #19 RAREZAS de la revista Panoramia, 2017
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